Piensa en tu propia experiencia, cuando te quedas admirando intensamente un bonito paisaje o una puesta de sol, o cuando estás conversando de una manera activa con otra persona, o cuando estás concentrado en el relato de un libro interesante, o cuando visualizas una película que te gusta mucho … ¿cómo está tu mente? Date cuenta que cuando realmente estás bien y conectado contigo mismo, con la realidad, la mente no está, no hace ruido, no analiza, sólo estás presente. Estos son los momentos de mayor bienestar.
Nuestra mente debería ser una herramienta para nosotros, y usarla cuando realmente queremos, para organizar, para planificar, para resolver … pero desgraciadamente muchas veces la mente nos domina y nos conecta con pensamientos que no nos ayudan, con miedos sobre lo que pasará, con anticipaciones de la realidad … Aquí nuestra mente nos monta una película sobre nosotros mismos y crea unos sentimientos en nosotros que muchas veces están aumentados, no son reales ni corresponden al presente.
Aquí hay mucho camino para desarrollar y aprender a desconectar conscientemente de nuestra mente, es una dinámica que todas las personas podemos ir despertando y poniendo en práctica. Me refiero sobre todo a la práctica consciente de la respiración y de diferentes formas de relajación-meditación-visualización para ir profundizando en el ser interno, desconectando cada vez más de la mente y del pensamiento.
A veces parece que aprender una técnica de este tipo sea difícil o un camino muy largo y no es así. En primer lugar, debes saber que es un aprendizaje y como todos los aprendizajes requiere un tiempo y una dedicación con cierta constancia. Te aseguro que si te aventuras en este camino tendrás grandes frutos positivos para tu vida y vale este pequeño esfuerzo, lo verás recompensado con grandes dosis de bienestar y tranquilidad.
Primero empieza dedicando 5 minutos al día, entonces vas progresando en función de tu propio ritmo. Una de las técnicas más sencillas para relajarse y meditar es poder sentarse tranquilamente y observar cómo está tu cuerpo, relajarlo y observar la propia respiración, sin modificarla. Ver como entra el aire en tu interior y como sale, preferentemente con los ojos cerrados. Entonces cuando tengas interiorizado este primer paso de observar la respiración de manera consciente puedes hacer un recorrido con la mente por todo tu cuerpo, conectando y sintiendo todas sus partes. A continuación, puedes hacer diferentes ejercicios, puedes visualizar un paisaje, intentando reproducir todos sus detalles, con todos tus sentidos. También puedes visualizar hacerte con un cierto estado emocional, paz, tranquilidad, confianza … con una llama de energía positiva que rodea tu cuerpo … o una visualización inventada por ti mismo. Sé creativo, pone en práctica y confía en tu propia intuición, tu mente irá aprendiendo a desconectar y entonces tú serás el dueño de ti mismo.
Anna Perelló Costa, Psicologa en Psigma Manresa