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Adicciones: ¿cómo los terapeutas podemos motivar “hacia el cambio”?

Buenos días psigma-lectores/as!

Este mes de febrero lo dedicamos a la difusión del trabajo en adicciones y las drogodependencias. Nos gusta dar a conocer a todo el mundo que no hay tanta distancia entre una persona inmersa en esta dificultad y las que no lo han vivido nunca. Hay personas más susceptibles a caer en las adicciones (a sustancias, a personas, en nuevas tecnologías, etc), pero no creo en la idea de que haya una predisposición genética al respeto. En cambio, el trabajo terapéutico con pacientes nos ha enseñado que hay contextos personales, laborales, sociales o familiares que pueden aumentar nuestra vulnerabilidad. Las adicciones o las dependencias tienen el terreno aun más abonado cuando sentimos carencias importantes a nivel afectivo, inseguridades, baja autoestima y tenemos poca red emocional de apoyo. La accesibilidad a algunas sustancias y la normalización del consumo de algunos tóxicos en nuestra sociedad, no ayuda a frenar el crecimiento de algunas drogodependencias.

Así pues, como nadie se escapa de la posibilidad de verse afectado por una adicción o por las graves consecuencias de tener un amigo o un familiar enganchado en esta telaraña, nos gusta acercar a los lectores el trabajo que hacemos en consulta para romper con tabúes y dudas al respeto.

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En primer lugar hay que decir que cada tratamiento tiene que estar hecho a medida para cada persona. Cada situación es diferente y requiere de la sensibilidad y las habilidades del terapeuta para ayudar de la manera más efectiva posible. No siempre hace falta realizar tratamientos eternamente largos y a veces valoramos la posibilidad de sumar a la terapia psicológica la intervención otras disciplinas que la puedan complementar.
William R. Miller y Stephen Rollnick, expertos en la materia, hablaban en sus publicaciones sobre la motivación como pieza clave para el éxito. Con mucho rigor y acierto, defendían el enfoque terapéutico no autoritario para ayudar a las personas a encontrar aquello que les motiva y los recursos propios. Estoy muy de acuerdo con ellos.
Hoy expondré algunos de los ingredientes necesarios para que un tratamiento breve sea efectivo:

a) El feedback del terapeuta. Sería la explicación que da el profesional al paciente sobre lo que percibe de la problemática. Puede parecer poca cosa, pero un buen análisis y una descripción realista proporciona a la persona la oportunidad de ver reflejada con honestidad su situación actual con detalle. Este feedback profesional está demostrado como un elemento muy motivador para el cambio.

b) La responsabilización del paciente respecto a su cambio. Tiene que saber que será él quien tendrá que decidir y actuar para llegar a su objetivo. Durante el tratamiento se trabaja para ir hacia la autoresponsabilización.

c) Los consejos. Yo lo titularía como prescripciones de objetivos específicos. Arrancamos y pasamos de «mirar» el problema hacia «hacer» algo directamente para empezar a solucionarlo. No nos podemos quedar encallados en la ambivalencia de «querría cambiar pero en el fondo no quiero hacerlo hoy mismo».

d) El menú. Ofrecemos un menú de estrategias alternativas a las conductas problemáticas para empezar a sustituirlas. Tiene que ser un menú bastante amplio para que la persona pueda elegir qué prefiere donde siempre haya alguna opción que se adapte a sus gustos. Así es más probable conseguir éxitos.

e) La empatía. Este es mi punto favorito. Se ha demostrado en muchos estudios que la capacidad de sintonizar con el paciente es un factor poderoso para el inicio de la recuperación. La empatía del terapeuta es importantísima para la motivación y la determinación «al cambio» del paciente.

f) La percepción de autoeficacia del paciente. Como profesionales expertos, tenemos que hacerle entender que realmente sí puede introducir cambios importantes en su vida. No nos entretendremos mucho en destacar que el problema es muy grave, sino que centraremos los esfuerzos en que el paciente se sienta capaz de ir sumando logros. Un paso tras otro nos llevará a al éxito.

Estos elementos aportan luz al trabajo terapéutico. El inicio del tratamiento es un momento muy importante para establecer las bases de la relación terapéutica que tiene que permitir a la persona sentirse mes fuerte y capaz de generar propios recursos para ir hacia una vida más saludable rompiendo con el problema. Los profesionales de Psigma, y en especial los expertos de la Unidad de Adicciones, nos sentimos afortunados de que se deposite la confianza en nosotros y velamos para que los tratamientos se basen en el rigor, la eficiencia y la mayor brevedad posible.

Estamos a vuestra disposición para cualquier consulta al respeto y para ayudaros a vosotros o a vuestros familiares a reenfocar vuestra vida hacia el bienestar y la tranquilidad interior.

Maria Sàbat Padrosa, psicóloga y psicoterapeuta en PSIGMA GIRONA