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Niños y adolescentes psicópatas

¡Buenos días!

Este mes lo dedicamos a la adolescencia, y desde el Área de Psicología Legal y Forense, hoy vamos a hablar de niños/adolescentes psicópatas: ¿existe la psicopatía en esta etapa de la vida?, ¿qué síntomas presentan estos adolescentes?, ¿es posible evaluarlos y tratarlos? Si te interesan estas y otras cuestiones relativas, no dejes de leer el artículo!.

La psicopatía representa uno de los trastornos más devastadores presentes en cualquier sociedad, no sólo por la gravedad y violencia de las conductas que genera, sino también porque exige la utilización de un amplio rango de servicios, desde el sistema penitenciario y judicial a los sistemas de salud mental y bienestar.

Robert Hare (uno de los mayores expertos internacionales en este campo) ha descrito a los psicópatas como “depredadores de su propia especie”, que utilizan el encanto, la manipulación y la violencia para controlar a los demás y satisfacer sus propias necesidades. Faltos de conciencia y de sentimientos hacia los demás, toman con extraordinaria sangre fría sus acciones, violando las normas y expectativas sociales sin el menor sentimiento de culpa o remordimiento. Asimismo, estos sujetos son responsables de una gran cantidad de crímenes graves, de la violencia y del daño físico, emocional y social que se produce en cualquier sociedad. Pero quizás el dato más alarmante sea que prácticamente todo el mundo, en algún momento de su vida, se ve afectado por las conductas antisociales de los psicópatas, ya que estos se encuentran bien representados entre los criminales reincidentes, delincuentes sexuales, traficantes de drogas, estafadores, mercenarios, políticos corruptos, abogados sin ética, tiburones de las finanzas, vendedores sin escrúpulos, terroristas y líderes de sectas religiosas.

La Psicología Jurídica es el ámbito de la Psicología que desarrolla sus investigaciones y metodología para mejorar el ejercicio del Derecho, en general, y la intervención del Sistema de Justicia, en particular, entendiéndose por éste Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Administración de Justicia e Instituciones Penitenciarias. De este modo, atendiendo al interés del Derecho, cuyo fin es la regulación de la convivencia social, la Psicología puede realizar importantes aportaciones como ciencia que explica la conducta (Muñoz et at., 2011).

Centrándonos en la infancia y en la juventud, desde la Psicología Jurídica hay dos aportaciones teóricas fundamentales para la comprensión de la psicopatía en la infancia. Una de ellas se centra en los aspectos del comportamiento antisocial (Lynam, 1997), y la otra destaca la presencia de un rasgo fundamental en la identificación del trastorno como es la insensibilidad emocional (Frick, O’Brien, Woothon y McBurnett, 1994).

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Una de las funciones más importantes que esperamos de las teorías que explican la psicopatología es predecir qué personas son más propensas a exhibir conductas altamente perturbadoras. Nuestra incomprensión del fenómeno de actos violentos tan graves ha hecho que muchas veces acabemos relegando a este tipo de personas al reino del mal: “son malos, malvados”. Nos preguntamos cómo podría alguien matar repetidamente, violar, robar, agredir… si no es por la manifestación de una fuerza maligna. Pero, aunque consideremos los actos que realizan estas personas como “malignos”, los individuos que los cometen son indudablemente humanos. Su “maldad” radica en la premeditación con que planean hacer daño a los demás. En este sentido, los psicópatas no son “distintos” de nosotros, sino que muestran aspectos extremos del ser humano.

Hare defiende que estos individuos se caracterizan por experimentar emociones lábiles y superficiales, por su falta de empatía, ansiedad y sentimientos genuinos de culpa y remordimiento, así como por su incapacidad para establecer vínculos duraderos con otras personas. Son arrogantes, egocéntricos, manipuladores, dominantes y enérgicos. A nivel conductual son irresponsables, impulsivos y buscadores de sensaciones, suelen transgredir con facilidad las normas sociales y se caracterizan por un estilo de vida claramente inestable que incluye comportamientos parasitarios y faltos de planificación.

¿Podemos hablar de psicopatía en población infantil y adolescente? Algunos autores defienden que muchas de las características psicopáticas que aparecen en la adolescencia no son más que aspectos normales del desarrollo y que cuando el sujeto llegue a la edad adulta tienden a desaparecer (Seagrave y Grisso, 2002). En cambio, hay otros autores que, estando de acuerdo con la afirmación anterior, consideran que muchos de los síntomas presentes en un diagnóstico de psicopatía son detectables en niños y son algo más que manifestaciones normales de una etapa del desarrollo (Johnstone y Cooke, 2004).

Aunque hay que tener muy presentes las características evolutivas propias de un adolescente, ya que a menudo algunos de los síntomas asociados a la psicopatía pueden presentarse en la adolescencia como una etapa evolutiva más y por lo tanto correr el riesgo de diagnosticar falsos positivos, los datos nos permiten decir que sí podemos detectar características psicopáticas a edad temprana, lo cual es muy importante para poder ejercer labores de prevención y poder desarrollar estrategias de intervención adecuadas para este tipo de jóvenes. Estos niños son inexplicablemente “diferentes” a los niños normales, más difíciles, traviesos, agresivos y mentirosos, difíciles a la hora de relacionarse o de acercarse a los demás, y siempre están intentando desafiar a la norma y a la autoridad.

road-man-lights-legs-largeDentro de este grupo tan grande y heterogéneo de niños con problemas de conducta, tendremos que saber diferenciar un grupo de ellos que, además de tener elevados niveles de comportamiento antisocial, y de desafiar constantemente a la norma y a la autoridad, son sujetos fríos, manipuladores, mentirosos y con bastante dificultad a la hora de experimentar determinadas emociones, sobre todo aquellas asociadas al miedo, y que como consecuencia de ello no aprenden de los castigos, por lo que es muy complicado socializarles. Este grupo de jóvenes requiere de una atención especial porque no estamos hablando únicamente de problemas de comportamiento, sino de unos rasgos de personalidad (frialdad emocional, manipulación, falta de empatía…) que asociados a una falta de internalización de la norma hacen de ellos niños muy problemáticos para la sociedad.

El interés por la evaluación de la psicopatía en población infanto-juvenil tuvo un interés notable en la década de los 90, especialmente por la necesidad de diseñar una herramienta que pudiera aplicarse a los jóvenes, ya que lo que existía hasta entonces era únicamente para población adulta. Existen varias pruebas, aunque las más importantes han sido desarrolladas por Robert Hare.

Y en lo relativo al tratamiento, nos encontramos frente a un reto de futuro. La mayoría de los autores coinciden en que, a día de hoy, no se ha demostrado que exista algún tipo de intervención exitosa con estos individuos, pero el hecho de encontrar cada vez más investigaciones que demuestran la existencia de este trastorno en etapas infantiles, hace que caminemos en la buena dirección. Kochanska (1997) resalta la importancia de evaluar el temperamento en el infante, ya que aquellos niños que por temperamento son “poco temerosos” van a tener serias dificultades para desarrollar emociones morales como la culpa o la empatía, incidiendo en el desarrollo moral del menor.

Si queréis profundizar en este interesante tema, no dejéis de leer el artículo de Lucía Halty y María Prieto-Ursúa y el impactante caso sobre Beth Thomas, conocida como “la niña psicópata”.

María Andrés, psicóloga jurídica y forense en PSIGMA BARCELONA
mariaandres@psigma.cat