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¿Cómo puede ayudarte la mindfulness en la prevención de recaídas?

La mindfulness o atención plena consiste acercarse a las experiencias con una actitud abierta, atenta, aceptadora y sin juzgar. Es una actitud y por lo tanto puede aprenderse. Practicar mindfulness proporciona un modo diferente para gestionar adecuadamente las situaciones de inquietud, sin evitar o corregir el problema sino partiendo de la experiencia en sí misma.

En mindfulness hablamos de dos modos de funcionamiento de la mente: el modo hacer y el modo ser. El modo hacer de la mente es útil para analizar problemas pero está muy acostumbrado a generar pensamientos y comportamientos automáticos. El modo ser te permite observar la vida desde otro lugar y ser consciente de lo que la mente piensa. Darse cuenta de que los pensamientos y sentimientos son pasajeros, vienen y van; tú no eres tus pensamientos y puedes decidir si quieres actuar sobre ellos o no. Estos pensamientos y sentimientos acaban influyendo en CÓMO ves y interpretas el mundo: los momentos de tristeza pueden retroalimentarse a sí mismos y crear pensamientos infelices porque influyen en cómo ves el mundo. También si te sientes estresado, provocando más estrés.

El piloto automático del MODO HACER puede jugarnos malas pasadas y generar problemas de compulsividad e impulsividad. En las adicciones, la mente se manifiesta en abuso de sustancias o alcohol, juego compulsivo, sobrealimentación, prácticas sexuales, hábitos de trabajo, necesidad de mantenerse ocupado para no sentirse mal, necesidad de automedicarse, etc.

Las personas con problemas de adicción en proceso de recuperación tienen que lidiar con el deseo, la identificación y la incomodidad, hechos que muchas veces llevan a la persona a una lucha constante consigo misma, sintiendo una mezcla de deseo, aversión, resistencia, culpabilidad, enojo, tristeza, obligaciones, fracaso, malestar … Desde la mindfulness aprende a acercarse a la experiencia con una actitud abierta y sin juzgar, mientras observamos los impulsos de deseo y aversión.

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En terapia, la práctica de la mindfulness ha demostrado tener grandes beneficios para la reducción del estrés (modelo Kabat-Zinn) y en el tratamiento de la depresión MBCT (Segal Teasdale y William). El tratamiento de las adicciones con mindfulness se basa en esta estructura, trabajando con técnicas de terapia cognitiva, ejercicios, meditaciones y prácticas para hacer en casa.

El objetivo es aprender a reconocer y afrontar los deseos, desencadenantes y situaciones de riesgo que promueven el abuso de sustancias. Un doble reto:

-Observar los impulsos de deseo y aversión con una actitud abierta y sin juzgar.
-Reconocer las respuestas emocionales y cognitivas que llevan al consumo e interrumpir esta respuesta automática.

La meditación intensifica la conciencia, conlleva estar en el presente, darse cuenta de los desencadenantes del deseo de consumo, lo que facilita ver respuestas alternativas a la conducta automática y escoger un comportamiento diferente al habitual. A menudo, este comportamiento habitual, el consumo, es una estrategia para liberarse de las “emociones negativas” y pueden precipitar la recaída.

Así entonces, las sesiones de terapia y la práctica personal capacitan a la persona para entender los pensamientos, sentimientos y sensaciones experimentados como hechos que surgen, sin juzgarlos, valorarlos ni tratar de evitarlos ni reprimirlos, simplemente observándose con actitud atenta, curiosa y compasiva como hechos de la experiencia. El avance permite:

-Etiquetar las sensaciones internas y las preocupaciones cognitivas como “impulsos”.
-Contemplar la experiencia con una actitud curiosa y desarraigada.

Una estrategia muy útil para estar atentos a los impulsos y estar-en-el-momento-presente es la de colocarse en la posición de observador de la experiencia, sin reaccionar automáticamente a lo que surge si no observando el impulso y el deseo consumir sustancias como expresiones de esta tendencia de la mente a aferrarse a las experiencias de placer y evitar pensamientos y emociones desagradables.

Para que entendáis mejor en qué consiste esta práctica, os recomiendo que dediquéis unos minutos a ver el vídeo del samurai y la mosca:

Si nuestra mente se ve dominada por el enojo, desprestigiamos la mayor parte del cerebro humano: la sabiduría, la capacidad de discernir y decidir lo que está bien o mal … Dalai Lama


Raquel Ariza, 
psicóloga integradora humanista, especializada en adicciones,  en PSIGMA VIC
NºCol. 18285