Cuando nos preguntamos a nosotros mismos “Quiénes somos?”, muchas veces la respuesta no es fácil. Os invito a hacer la prueba, tomad una hoja en blanco y colocad el título: ¿Quién soy yo? y responded veinte puntos que digan: Yo soy…. Seguramente todo aquello con lo que nos definimos son conceptos poderosos, sobre todo los primeros, son partes nucleares de nuestra persona que consideramos que son muy importantes para nosotros: nos hacen ser quienes SOMOS.
No sólo eso, sino que todo lo que define nuestra identidad es parte de lo que marca cómo nos comportamos, sentimos o pensamos. Por poner un ejemplo, si yo SOY una persona comprometida con el medio ambiente, seguramente reciclo y tendré unas creencias sensibles a las problemáticas ambientales. U otro, si considero que SOY una persona alegre, seguramente tendré conductas más alegres y la emoción predominante en mi vida será la alegría.
Por tanto, la forma en que nos definimos y cómo construimos nuestra identidad marcará como nos relacionamos con nosotros mismos y con el mundo. El poder psicológico del verbo SER es muy potente y nos afecta de una manera bastante directa, aunque a veces no nos damos cuenta.
Tenemos muy claro que debemos vigilar con este verbo cuando estamos ante niños. No debemos decir que el niño ES malo, porque si a la larga acaba integrando en su identidad, no será necesario que se esfuerce en hacerlo diferente. Los niños y niñas les permitimos la posibilidad de que en un momento se comporten mal sin significar que SEAN malos (muy relacionado con un artículo que publicamos sobre las etiquetas un tiempo atrás en el blog de PSIGMA: http://www.psigma.cat/bloc/el-poder-de-les-paraules-les-etiquetes/ )
¿Nos planteamos como nos afecta a los adultos el verbo SER? ¿Se nos ocurre que muchas veces nos limitamos a causa de este verbo? ¿Cuándo en lugar de decirnos a nosotros mismos: “paso por una época muy pesimista” nos decimos: “SOY pesimista“; que nos pasa? Pues que nos limitamos a nosotros mismos, todos los pensamientos o creencias que tengamos sobre el mundo pasarán por el filtro de SER pesimista, no tenemos otra posibilidad porque SOMOS así.
Sin embargo, todo el mundo tiende a comportarse de ciertas maneras, pero incluso el chico más alocado de la fiesta será capaz de comportarse seriamente en un entierro. Tenemos la capacidad de actuar diferente y ser los “dueños” de nuestra conducta, nuestro pensamiento y nuestras emociones. En el caso de una minusvalía que obligara a ir en silla de ruedas, tendríamos muy claro que no se debería decir a sí mismo que ES un inválido, sino que debe intentar ser fuerte y adaptarse, que aún tiene muchas posibilidades. Todos hemos oído historias de gente que ha autosuperarse en situaciones tanto adversas como la que se plantea.
Con la psicopatología ya se vuelve mucho más complicado. Ya que los síntomas de las psicopatologías son fáciles de integrar a nivel identitario (no es como romperse una pierna). Es sencillo decir a sí mismo: SOY depresivo, SOY un hipocondríaco, SOY impotente, etc. En el momento en que forma parte de nosotros e interpretamos el mundo con esta clave identitaria, todo refuerza la etiqueta, se retroalimenta y adquiere más poder a la vez de definirnos. Un ejemplo rápido: una persona que considera que ES depresiva, saldrá a dar un paseo se pondrá a llover y no llevará paraguas pensará: “lo ves Jordi, es normal que SEAS depresivo, todo te sale mal”. Este pensamiento refuerza la idea de que SOM así, hace sentir mal y triste potenciando los problemas depresivos.
Planteémonos, que satisfactorio sería para nosotros aceptar que podemos ser de muchas maneras diferentes, que simplemente de vez en cuando “tenemos días tristes“, pasamos “una temporada más nerviosos de lo normal” o “he pasado el día nervioso y preocupado, normal que pierda una erección”. Cuánta presión nos sacaríamos de encima, cuánta tranquilidad tendríamos, qué liberación.
Quizás no es fácil aplicarlo y pensaréis que decirlo es una cosa y hacerlo otra muy diferente y seguramente os diré que tiene razón. Sin embargo, os animo a que intente deciros de una manera diferente algunas pequeñas cosas en algunos momentos, recordando las palabras del Capità Enciam: “Els petits canvis SÓN poderosos“